Un saludo carinoso a la gente de
Horcadas, que me acogio como a uno de los suyos, y me dio todo sin pedirme nada. A pesar del progreso que no siempre lo es cuando se lleva por delante (o por debajo en este caso) una comarca entera, este
pueblo ha sabido conservar la vieja hospitalidad de las Espanas mas antiguas porque sigue corriendo por sus venas la misma sangre de sus antepasados càntabros. Me quedò un poco pedante, pero mi gratitud me priva del sentido del ridiculo.