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Del Teito a la pizarra
Muy lejos quedaron aquellas panorámicas en las que los techos de cubiertas vegetales, los teitos, salpicaban de color ocre el verde intenso de la montaña. A pesar de ello, todavía se ven numerosas construcciones que sostienen, a duras penas, el techado original, aunque parcialmente hundido. Estas manifestaciones pueden observarse en las poblaciones que van del municipio de Murias de Paredes al de Riello y, especialmente, en Posada de Omaña. En este singular recorrido, las cubiertas han sido sustituidas por pizarra y el color intenso de ésta sobresale en el valle conformando bellas panorámicas. Pero, en Omaña, también destacan los conjuntos de casas con corredor que presentan en algunas ocasiones una escalera de acceso. Tanto Posada de Omaña como Riello, Villanueva de Omaña, Dandarraso o Socil, cuentan con importantes muestras.

Omaña cuenta con una riqueza floral y faunística muy importante. Destacan sus bosques de abedules y una colonia de urogallos que campan a sus anchas por la comarca. Democracia natural
El concejo omañés es uno de los aspectos más interesantes de la comarca. Contó con privilegios y cartas de reyes, franquicias de libertad y vasallaje. Realengo que los señoríos se empeñaban en desconocer y trataban de burlar. Pero el concejo interesante, fuera de los generales, era el de las pequeñas aldeas. Practicaban una democracia natural, que nació de la costumbre y el uso. Estos concejos de aldea se reunían en los atrios de las iglesias, aquellas en las que hoy su piedra se haya cubierta con musgo o las que mantienen, a duras penas, en pie su espadaña. Allí, se aplicaban las ordenanzas correctamente y se decidía en común aquellos asuntos de interés para la vecindad: las veceras de los ganados, los repartos de tierra, de agua y de leña...

El bosque mágico del Urogallo
Robles, rebollos, fresnos, chopos, alisos, acebo y abedules crecen vigorosos al igual que numerosas plantas medicinales. Son especialmente los abedules los que en Omaña se muestran en muchas zonas como los reyes del lugar por contar con dos condiciones indispensables para crecer a sus anchas: la humedad y la amplitud. De hecho, la abundancia del abedul permitió utilizar su madera para confeccionar las almadreñas o madreñas. En cuanto a su rica fauna destaca, en el entorno de los nacimientos de los ríos Omaña y Valle Gordo, la única reserva de urogallos libres fuera de reserva. También jabalíes, corzos, rebecos, jineta, hurones.

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