Gracias a los osados de siglos pasados que cubrieron las tallas con escayola y a los del titanlux de hace treinta años, se conservan muchas obras. Lo malo es cuando ya no queden "ni osados", ni gentes a las que "pedir", pues entonces, ya no aparecerán ni salvadores/as, ni recaudadores, ni expertos-especialistas, y todo acabará en un montón de escombros, tras el correspondiente saqueo.