Al ver esta foto en la que están César y Purina, mi hermana Olivita ha recordado una poesía que Purina y ella recitaron en el mes de mayo en el altar de la iglesia, algo que mas de una/o hicimos en nuestra infancia.
Era un diálogo entre ambas niñas y decía así:
- ¿A donde vas Olivita tan pequeñita y ufana?
- Voy a ofrecer estas flores a la Reina Soberana.
- ¿A qué reina?
- A la del cielo.
- ¡Pero si tú no la conoces!
- ¿Qué no la conozco yo? Yo la admiro por su imagen ¿No ves que bonita es? Le gustan mucho las flores, pero más le gustan los puros corazones.
Cada vez que César veía a mi hermana, no importa los años que hubiesen pasado, la saludaba con el primer verso de esta poesía, que él siempre conservó en su memoria: “ ¿A dónde vas Olivita tan pequeñita y ufana?”
Era un diálogo entre ambas niñas y decía así:
- ¿A donde vas Olivita tan pequeñita y ufana?
- Voy a ofrecer estas flores a la Reina Soberana.
- ¿A qué reina?
- A la del cielo.
- ¡Pero si tú no la conoces!
- ¿Qué no la conozco yo? Yo la admiro por su imagen ¿No ves que bonita es? Le gustan mucho las flores, pero más le gustan los puros corazones.
Cada vez que César veía a mi hermana, no importa los años que hubiesen pasado, la saludaba con el primer verso de esta poesía, que él siempre conservó en su memoria: “ ¿A dónde vas Olivita tan pequeñita y ufana?”