En la casa de la tía Raimunda, creo que es donde Gilio tuvo el primer taller de mecánica y que a mí me daba tanta envidia (sana) cada vez que pasaba por allí y lo veía mecaneando con los coches. No había manera de que me hiciera caso, sólo en una ocasión me hizo un arreglo en el mini de un cortocircuito que no habían sabido arreglarme en ningún otro taller.