Ya se me acabaron las vacaciones en La Magdalena, siento mucha nostalgia, tengo el corazón partío como dice la canción de Alejandro Sanz. Ahora estoy en esta macrociudad embriagada con los ruídos, humos y gentes yendo de aquí para allá y me viene a la mente una sabia reflexión que hizo, hace unos años, una tía de la familia bastante mayor que vino a pasar algún invierno a mi casa y me dijo:
No lo puedo entender, desde bien temprano están pasando coches-sin parar-para allá y para acá. Digo yo que ¿para dónde va tanto coche?
Yo le contesté:
a trabajar.
Ella:
pués aquí muy tonta es la gente porque los de allí se podían quedar a trabajar a ese lado y los de este otro lado en el suyo.
Para que luego digan que los del pueblo son tontos.
No lo puedo entender, desde bien temprano están pasando coches-sin parar-para allá y para acá. Digo yo que ¿para dónde va tanto coche?
Yo le contesté:
a trabajar.
Ella:
pués aquí muy tonta es la gente porque los de allí se podían quedar a trabajar a ese lado y los de este otro lado en el suyo.
Para que luego digan que los del pueblo son tontos.