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LA MAGDALENA: Yo creo que las historias de la rabia nos siguen impresionando...

Y su novio le decía
No me conoces a mí
Obedece a tus padres
Que no sufran tanto por ti

Con una sonrisa triste
Esta a su novio miró
Mordiéndose las manos
De esta manera habló

Decías que para las ferias
Nos íbamos a casar
Para ese tiempo Juliano
Pudriendo tierra he de estar

(Continuará)

Por Dios te pido Joaquina
Déjame atarte las manos
No quiero madre querida
Que mordiendo alivio hallo

Quieres que llame al doctor
Su novio le decía
Y verás ponerte buena
Paloma del alma mía

Y cuando la vio el doctor
Exclamó ¡pobre doncella!
Hay que darle una sangría
Para que así pronto muera

Le dijo Señor doctor
Le juro que soy cristiana
Juliano ven y átame
A los hierros de la cama

Porque así comprenderás
Lo mucho que te he querido
Si te llegas a casar
Llevas siempre mis suspiros

(Continuará)

Buenos dias a tod@s. Eudosia, se me ponen los pelos "de punta" con los versos de la moza que rabió, seguro que fué un caso real, yo recuerdo de oir contar a mi padre que cuando un perro rabiaba se iva de casa por no morder al amo, tan fuertes son los dolores que tienen que desesperados muerden a todo lo que pillan, y su instinto les hace marcharse para no morder al amo. con alguna persona que en aquella época haya llegado a rabiar pasaria lo mismo.
Lo que si recuerdo, siendo yo pequeña, es que en una ocasión que parece ser que rabió un perro nuestro, por precaución, mi padre y una muchacha que teniamos, llamada Laurentina, que era de Espina de Tremor, se pusieron las 40 inyecciones contra la rabia, el perro se puso malo y antes de saber lo que tenia habian estado mirándole la boca porque no comia era como si quisiera comer y algo se lo impidiera, y claro la rabia se trasmite por la baba o saliva del animal, si habia alguna pequeña herida era un peligro. Recuerdo que las inyecciones se las ponian en la barriga, no veas que moratones, menudo mapa en la tripa. Otro perro que teniamos estuvo atado cuarenta dias por si tambien se hubiera contagiado, pero no llegó a más la cosa.
Estas cosas se olvidan, la verdad que si tu no sacas éstas coplas era un episodio que yo no habria recordado ¡pero que vieja soy, señor,!

Yo creo que las historias de la rabia nos siguen impresionando a todos, el miedo a la enfermedad debía estar arraigado en el mundo rural y estas coplas ayudarían a fomentar ese temor.