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LA MAGDALENA: HISTORIAS DEL ABUELO GILIO...

HISTORIAS DEL ABUELO GILIO
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AUTOR: VIRGILIO
RELATO INÉDITO
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Érase una vez un abuelo que se jubiló, y no sabía qué hacer con tanto tiempo libre como tenia, así empezó a discurrir, que algo tenía que hacer para entretenerse, y se dio cuenta que estudiando se lo pasaba bomba y mira qué bonito pues el no sabía lo que era estudiar porque de pequeño no fue casi a la escuela, porque había que cuidar las vacas para que dieran leche y así poder comer queso cuajada mantequilla y nata, que todo eso estaba muy rico, luego parían unos terneros y a los dos meses se los vendíamos al carnicero para venderlos en chuletas y filetes y así matábamos el hambre que había, que era una cosa muy mala y que mucha gente se moría por que no era capaz de matarla, los niños éramos un poco tontos, y tardábamos mucho tiempo en saber la verdad de las cosas porque los mayores no eran muy listos que digamos, los maestros de la escuela pasaban mucha hambre, porque no sembraban patatas que para comer patatas había sembrarlas escavarlas sulfatarlas, para que no las comieran los escarabajos, que bien se pasaba sin ir a la escuela íbamos a grillos al campo y en las cuevas de los grillos metíamos hiervas para que salieran o les meabamos en la cueva luego los cogíamos y los metíamos en una caja de cartón con un poco de trébol los poníamos debajo de la cama y por la noche cantaban y si no cantaban es que eran grillas y las soltábamos, Algunos no tenían tanta suerte y los mandaban a estudiar a los frailes y esos sí que sabían la gente entendida decían que sabían Latín,,, pero de nada les valía, por que no sabían asar patatas, pescar unas truchas, cazar unas liebres a lazo, no sabían podar los chopos, subir a los árboles para robar peras y manzanas, pero los que teníamos suerte como yo no fui a estudiar y lo pasábamos muy bien pisando la hierba en el pajar nos tirábamos desde las vigas para encima de la hierba y al terminar nos daban una gaseosa para dos en unas botellas que tenían una pita con la que jugábamos al gua cuando se rompían y los más pudientes tomaban Orange que lo había de naranja y de limón,
Jugábamos, al manrro, a entera, a pica, al escondite, al pite, al gua, a la bigarda, a los cartones, al trompo, a las cuatro esquinas, y pido perdón si algún estudioso que siempre los ay, y a lo mejor no sabe de lo que estoy hablando pero que se fastidie y vaya al carajo tampoco yo sé lo que son los DVD, los TFT de 17 ni los puertos USB ni 3`1 MEGAPIXILES todo no se puede saber yo sabía, quienes eran los reyes godos los ríos los cabos y los golfos, hoy solo los golfos no ay nadie que lo sepa hay muchos y presuntos que antes no los había.
Nadie sabe lo que disfrutábamos cuando venía la fiesta del pueblo aquel día comíamos fideos y pollo de los que tenían espolones y estrenábamos unos zapatos de charol que brillaban que daba gusto te pasabas el día mirando para ellos y enseñándolos a los amigos y limpiándoles el polvo contra los calcetines.
Así te ibas haciendo mozo y te ibas enterando de lo que era la vida que era muy bonita íbamos al baile tenías que aprender por tu cuenta no había escuelas de baile y a las mozas las íbamos a sacar a bailar y a lo mejor te decían que no eso eran calabazas y jorobaba mucho tu escogías lo que querías pero ellas elegían al que le gustaba si iba si no tenían que aguantarse y algunas quedaron para vestir santos,
Yo tenía muchas novias, porque eso era barato no te costaba nada, los domingos después de misa tomábamos un vermut Zinzano y unos calamares o gambas a la gabardina, ese día nos poníamos muy guapos yo me afeitaba en la barbería me daba Floid y Baron Dandy luego jugábamos a la garrafina el mus la escoba el julepe y al ramy después de comer tomábamos café y jugábamos la partida al tutu y así hasta la hora del baile que empezaba a las siete y terminaba a las nueve para las niñas bien para las otras terminaba a las diez luego íbamos a cenar entrenábamos un poco y salíamos de ronda a echar serenatas con el laud y la bandurria, si salía bien y se levantaban nos invitaban con bebida y pastas éramos unos románticos de la época, fueron unos tiempos muy bonitos y de mucha alegría todo el mundo estaba contento nadie reclamaba por nada había libros de reclamaciones pero estaban en blanco.
Los albañiles cantaban en los andamios y las mujeres haciendo las camas, los viajantes nos traían los chistes nuevos y luego el gracioso del pueblo nos los contaba, yo tenía un amigo que lo nombramos Cherif del pueblo y era el encargado de contarnos los chistes, y lo hacía muy bien, todo eran cosas buenas las películas terminaban bien, y los cuentos igual, lo malo estaba en un periódico El Caso, nevaba y se facia una facendera para quitarla pero nadie se lamentaba porque eran cosas de la naturaleza y te encontrabas incapaz de controlarlas, hoy veo a esta sociedad prepotente exigiendo y pidiendo responsables por que patina el coche y si a uno se le ocurre cantar lo miran como a un loco y no les falta razón son tiempos de abundancia y no se te ocurra cantar tendrás que pagar derechos de autor a la SGAF
Nada más asta otro rato