Había además algunas coplilla para “parar los pies” a los pretendientes más atrevidos, como una que decía:
Aunque soy de la montaña
y crecidita sin padre
no ha nacido la lechuga
para tan poca vinagre.
Aunque soy de la montaña
y crecidita sin padre
no ha nacido la lechuga
para tan poca vinagre.