Tinina. Varias veces estube en el cruzero, seguro que te conocco, con los nombres lo tengo dificil, muchos no los recuerdo, si recuerdo a tu padre, estuvo en Viñayo y le compro unos conejillos de indias a mi hermano, se conocían con mi esposo y tubieron una larga conversacion, ¿cruzar el charco? ya volví alguna vez, repetiré, un abrazo alicia.
Aquellos conejillos tienen una larga historia. Según se comentaba, había unos conejillos de indias en Viñayo que acababan con ratas, ratones y demás roedores. Allá que fue mi padre a comprar una pareja que soltó cerca de la cubil de los gochos que era a donde las ratas se acercaban para comer la comida de la pila. A las pocas semanas se vieron por la huerta descendientes de esta pareja, corriendo entre las remolachas para gran alegría de todos. Cual sería nuestra sorpresa cuando los descubrimos comiendo con las ratas en amor y compañía en la misma pila de los gochos. Aquí empezó la segunda parte del plan para acabar no solo con las ratas sino tambien con los conejos de indias que cada vez eran más y más numerosos. Mi cuñado Felipe, como buen cazador, tenía un setter inglés de color mostaza, el "Sol", que era la envidia de todos los compañeros de caza por sus buenos vientos. Felipe apostó al "Sol" a poca distancia de la cubil, detrás de un árbol y en la ruta de las ratas y los conejos. Cuando el perro se percató del tránsito de ratas y conejos que había en la zona, empezó a entrenarse en la carrera corta, el mordisco al cuello y el lanzamiento de conejo al aire. Depuró tanto la técnica que los conejos no llegaban vivos al suelo y en poco tiempo no quedó ni uno. Cuando empezó la temporada de caza, el "Sol" que ya era conocido por sus buenos vientos se convirtió en la admiración de todos por sus dotes para cobrar las piezas casi antes de que Felipe las abatiera.
Alicia, gracias por recordarme la historia de los conejillos de indias con los que tantas risas pasamos recordando la cara que se nos quedó el día que los pillamos comiendo de la pila con sus amigos roedores.
Alicia, gracias por recordarme la historia de los conejillos de indias con los que tantas risas pasamos recordando la cara que se nos quedó el día que los pillamos comiendo de la pila con sus amigos roedores.