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LA MAGDALENA: EL RIEGO DE LOS LLANOS...

EL RIEGO DE LOS LLANOS
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AUTOR: EUDOSIA
FECHA: 02/08/2010
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El riego de los Llanos era una red de canales y compuertas con una bomba que llevaba agua desde el rio Luna hasta las fincas altas de secano de Otero y La Magdalena que eran muy buenas para el cultivo. Todos los trabajos para construir este sistema de regadío se hicieron por hacendera, así como los arreglos posteriores para mantenimiento de canales y presas.
Para sacar el agua del rio Luna se hizo una presa a la altura de los Acadales que llevaba el agua desde el rio pasando por debajo de la carretera hasta un pozo sobre el que se construyó una caseta que todavía existe después de la curva de las casas baratas.
En esta caseta se instaló una bomba que mandaba el agua por una tubería cerrada hasta un depósito abierto en el monte, cerca del peaje actual. Desde este depósito se repartía el agua por un sistema de vasos comunicantes hacia el alto de las eras por dos ramales. Uno de los ramales regaba la parte de Otero desde la casa de los llanos hasta la casa del Sol y el otro pasaba por debajo de la carretera que iba a la mina del Carmen y llegaba hasta la finca que estaba detrás de la fonda vieja. Estos ramales eran canales de cemento con compuertas en cada finca. Había unos encargados que apuntaban el tiempo que regaba cada propietario para recaudar el dinero con el que se pagaban los materiales para el mantenimiento y también al vigilante de la bomba.
El depósito tenia capacidad para regar por gravedad la vega de Otero, lo que se hacia solo cuando el rio de Otero no llevaba suficiente caudal.
Los turnos de regadío eran siempre una fuente de conflictos y de numerosas anécdotas que muchos recordarán.

EL VIGILANTE DE LA BOMBA
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AUTOR: PEDRITO
FECHA: 20/08/2010
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A mi me tuvieron de vigilante en la bomba durante un verano porque había suspendido y como sólo había que poner la clavija, abrir las llaves y controlar que el pozo tuviera agua ya que si no el motor se quemaba, no tenia mucho trabajo y en teoría me daba tiempo a estudiar. Los peores trances eran arrancar la bomba, para lo que había que meter una clavija enorme que daba unos chispazos de espanto, y desenrollar las culebras de la alcachofa del pozo que no dejaban chupar bien el agua a la bomba. En estos casos tenia que pararla y con una pértiga y un gancho sacar las culebras, matarlas y tirarlas para el otro lado de la carretera. Allí me pasé todo el verano desde las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche; el problema era que la mayor parte del tiempo bajaban amigos y amigas que me llevaban novelas de Corín Tellado y nos pasábamos unos buenos ratos de risas leyéndolas y jugando a las cartas en una especie de tienda de campaña que yo había montado con la lona de un camión al otro lado de la carretera enfrente de la caseta, cualquier cosa menos estudiar.