Pero que cara de bueno tenia el muy "jodio"parece que no rompia un plato, lo que engañan las apariencias.
Aquellos soldados que sirvieron,
con su valor en cualquier frente,
y que fieles a su Patria fueron,
paisanos nuestros, buena gente.
con su valor en cualquier frente,
y que fieles a su Patria fueron,
paisanos nuestros, buena gente.
Este es un patriota de cuando España era nuestra patria, hoy es una raza en peligro de extinción por que esta menos protegida que el Lince,
Vivan los quintos del 5,,,, ya no me acuerdo como fui voluntario pregunta a tu padre a ver de que año somos quintos que seguro que el se acuerda
Vivan los quintos del 5,,,, ya no me acuerdo como fui voluntario pregunta a tu padre a ver de que año somos quintos que seguro que el se acuerda
Los Quintos
En 1770, Carlos III instauró en sistema de reclutamiento forzoso por el sistema de "quintas" mediante el cual, uno de cada cinco mozos de una localidad era llamado a filas.
Todos los mozos nacidos en el mismo año componían lo que se llamaba "la quinta" de ese año.
A lo largo del año en que cumplían los 20 de edad, debían de llevar a cabo una serie de actos tradicionales hasta su ingreso o no en filas, y que comenzaban en Noche Vieja con una gran hoguera en la plaza del pueblo, la bebida recomendada para soportar las bajas temperaturas propias de la época del año y un buen tamboril.
Cuando los quintos consideraban que el pueblo dormía comenzaban a cantar puerta por puerta "los aguinaldos" y que mas o menos decían así:
Estas puertas son de hierro
aquí vive un caballero.
Estas puertas son de palo
aquí vive un hombre honrado.
Las estrofas podían variar siempre que rimaran, pero el estribillo era el mismo.
Revolaba la paloma
por encima del tejado
y a la mañana temprano
que nos den el aguinaldo.
Estas canciones terminaban casi siempre con un
¡Vivan los quintos!
Como dice el estribillo, por la mañana temprano volverían a recorrer todo el pueblo puerta por puerta, donde por regla general eran bien recibidos, los quintos ofrecían una copa de anís o aguardiente y el vecino de turno les daba el aguinaldo que creyera conveniente.
Tras haber pasado la noche en vela y después de recaudar el aguinaldo, se acostaban un poco para descansar y se reunían de nuevo para, después del baile de Año Nuevo, hacer una buena cena, con lo que terminaba esta única e inolvidable noche para los quintos.
El día que los tallaban, se celebraba el "baile de los quintos" y a partir de aquí a esperar el día del sorteo en el que la alegría de cada uno estaba subordinada al destino que le hubiera correspondido.
En 1770, Carlos III instauró en sistema de reclutamiento forzoso por el sistema de "quintas" mediante el cual, uno de cada cinco mozos de una localidad era llamado a filas.
Todos los mozos nacidos en el mismo año componían lo que se llamaba "la quinta" de ese año.
A lo largo del año en que cumplían los 20 de edad, debían de llevar a cabo una serie de actos tradicionales hasta su ingreso o no en filas, y que comenzaban en Noche Vieja con una gran hoguera en la plaza del pueblo, la bebida recomendada para soportar las bajas temperaturas propias de la época del año y un buen tamboril.
Cuando los quintos consideraban que el pueblo dormía comenzaban a cantar puerta por puerta "los aguinaldos" y que mas o menos decían así:
Estas puertas son de hierro
aquí vive un caballero.
Estas puertas son de palo
aquí vive un hombre honrado.
Las estrofas podían variar siempre que rimaran, pero el estribillo era el mismo.
Revolaba la paloma
por encima del tejado
y a la mañana temprano
que nos den el aguinaldo.
Estas canciones terminaban casi siempre con un
¡Vivan los quintos!
Como dice el estribillo, por la mañana temprano volverían a recorrer todo el pueblo puerta por puerta, donde por regla general eran bien recibidos, los quintos ofrecían una copa de anís o aguardiente y el vecino de turno les daba el aguinaldo que creyera conveniente.
Tras haber pasado la noche en vela y después de recaudar el aguinaldo, se acostaban un poco para descansar y se reunían de nuevo para, después del baile de Año Nuevo, hacer una buena cena, con lo que terminaba esta única e inolvidable noche para los quintos.
El día que los tallaban, se celebraba el "baile de los quintos" y a partir de aquí a esperar el día del sorteo en el que la alegría de cada uno estaba subordinada al destino que le hubiera correspondido.