Peñacorada, 1.835 metros.
Casiano en la siglo XIX la subió por primera vez.
Estudio científico.
Puede verse desde Tierras de León, Tierra de Campos, La Montaña Leonesa, La Monta Palentina.
En días claros, desde su cúspide se divisa la ciudad de León, y otros dicen que hasta la de Valladolid.
Desde allí se cuentan cientos de pueblos de la Provincia de León y de Castilla y León.
A los pies de la montaña de Peñacorada, de 1.835 metros de altura se encuentra un Santuario, antiguamente una Ermita, llamada por su emplazamiento ''De Vallulis'' es decir Santa Maria de los Valles o de Vallulis. En sus proximidades, a partir del siglo XV se levantó el ''Santuario de Nuestra Señora de la Velilla''.
Aquí se estableció un monje que había escapado de la destrucción de su monasterio en Sahagún de Campos, san Guillermo de Peñacorada. Todos los devotos de la zona se reunían en la Ermita para rezar ante el altar de la Virgen, hasta que se construyó el Monasterio de San Guillermo, del que aún se conservan unas ruinas con algunas piedras.
Los lugareños suben a la cumbre al menos una vez en la vida, costumbre reciente.
Casiano en la siglo XIX la subió por primera vez.
Estudio científico.
Puede verse desde Tierras de León, Tierra de Campos, La Montaña Leonesa, La Monta Palentina.
En días claros, desde su cúspide se divisa la ciudad de León, y otros dicen que hasta la de Valladolid.
Desde allí se cuentan cientos de pueblos de la Provincia de León y de Castilla y León.
A los pies de la montaña de Peñacorada, de 1.835 metros de altura se encuentra un Santuario, antiguamente una Ermita, llamada por su emplazamiento ''De Vallulis'' es decir Santa Maria de los Valles o de Vallulis. En sus proximidades, a partir del siglo XV se levantó el ''Santuario de Nuestra Señora de la Velilla''.
Aquí se estableció un monje que había escapado de la destrucción de su monasterio en Sahagún de Campos, san Guillermo de Peñacorada. Todos los devotos de la zona se reunían en la Ermita para rezar ante el altar de la Virgen, hasta que se construyó el Monasterio de San Guillermo, del que aún se conservan unas ruinas con algunas piedras.
Los lugareños suben a la cumbre al menos una vez en la vida, costumbre reciente.