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LA URZ: Cuando partimos de Salce para La Urz, tenía tres años...

Cuando partimos de Salce para La Urz, tenía tres años y medio y no volví al pueblo que me vio nacer hasta que los dieciséis. Ello no obsta para que tenga unas imágenes grabadas y que cuando me refería a ellas mis padres, sobre todo mi madre, me contaba a qué correspondían.
Antes de comenzar a describirlas, os comentaré que cuando regresé a Salce acerté, a la primera, con la que era “mi” casa.
La primera secuencia de imágenes es que alguien me lleva de la mano y yo echo la pierna derecha, sin doblar la rodilla, para subir al siguiente peldaño. A continuación estoy en la entrada de una puerta y hay una cosa blanca y compacta que atraviesa un cuarto y no me deja ver nada. Algo me llama la atención y veo una cama en el centro.
Cuando sucedió esto aún no había cumplido los dos años, y me subieron a ver a mi hermana que hacía poco que había nacido. La cosa blanca no era ni más ni menos que un haz de luz que entraba por un ventanuco alargado y atravesaba todo el cuarto de arriba donde estaba la cama. Seguramente, lo que me sacó del aturdimiento fue la voz de mi madre desde la cama.
Estoy en un nabar de patatas, junto al río, cogiendo nisos de sus ramas y, de pronto, una señora, que estaba lavando ropa junto a mi madre, retira el pañuelo negro de la cabeza, tiene el pelo blanco y se le empieza a poner encarnado. Mi madre sale corriendo y vuelve enseguida con un azucarero.
¿Qué había pasado? Al parecer mi hermana aún no caminaba, sólo andaba a gatas y para que no nos metiéramos en el río, nos subieron para el nabar, que era de la señora (la tía Vitalia), a Angelines le pusieron una mantina en el suelo y yo que me entretuviera pelando los nisos de las ramas de las patatas y los tirara al río. Todo indica que tiraría una piedra y hizo “glu”. Me llamaría la atención y como los nisos no hacían nada lance otra y ¡vaya puntería! Es de suponer que me echarían una bronca y quizá un cachete pero no lo recuerdo.
Mis padres me llevaron por la noche a una casa, que estaba muy cerca del río, en la que había muchas personas, pero estuve toda la noche intentando ver a la que hablaba dentro de un armario blanco que había en la cocina, y no lo conseguí.
Todos habéis adivinado que me llevaron al “lilandero” y en esa casa había un aparato de radio.
Mi madre nos deja en una casa y la mujer que está allí, nos acoge con cariño, y recuerdo “mira por esa ventana y verás a mamá” y yo sólo veía un campar en cuesta.
Ya tenía tres años y no me quería quedar y lloraba, esta mujer (la tía Vitalia) se llevaba muy bien con mi madre.
La última imagen recordada de Salce como niño, es subiendo en el carro por una cuesta, y al fondo el río, sentado encima de un cajón grande.
Pasó el tiempo he vuelto a Salce cuatro o cinco veces de visita y, en una de las últimas, después de merendar en casa de unos amigos, les comento vamos a dar un paseo por el pueblo que quiero enseñarles a mis hijos la casa en la nací y viví aquí. Cuál no sería mi sorpresa, al llegar a la de las escaleras, que estaba medio abandonada. Un señor mayor del pueblo me dice no tú no has nacido ni vivido aquí, vosotros vivíais allá abajo. Mi padre, que nos acompañaba asintió.
Yo me llevé un chasco, pues siempre la había ubicado y descrito por fuera, de dentro no recordaba nada y resulta que no me habían sacado del error. Será por que ponía mucho énfasis en los comentarios de mis recuerdos.
Ésta era la casa de mi abuela y sin embargo nunca he recordado ver a mi abuela en Salce.
El paisano que me hizo la aclaración me enseñó por fuera la casa en la que, realmente viví en Salce, por dentro no la quise ver. Aunque de aspecto es mucho mejor ésta que aquélla. Vamos, que no se pueden comparar, para mí será la del haz de luz o ninguna.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Mira que suerte tienes que recuerdas a mi bisabuela Vitalia. Tengo que preguntarle a mi madre cuándo se murió, sé que era muy pequeña, pero no tengo recuerdos de ella