Ara es sinónimo de altare del latín. En realidad es la
piedra sagrada. Las
iglesias del primitivo cristianismo utilizaban como mesa del
altar enormes bloques pétreos pulidos, pero en la parte central taladraban un hueco de unas medidas adecuadas en los que introducían reliquias de algún
santo, pedazos de lignu crucis, o talismanes sagrados para significar la conexión interna entre el
cielo y la tierra, ente el oficiante y el oficios, entre el sacerdote y Dios, es decir de esta forma daban al altar
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