Otro gran recuerdo de las navidades, obligatoriamente unidas a grandes nevadas, era la noche de Reyes, toda la tarde me la pasabaa vigilando la Carralina ya que como me había dicho mi tio Manuel que era por donde venían los Reyes Magos, yo me lo creía a pies juntillas. Incluso al día siguiente intentaba localizar las huellas de la comitiva real sobre la nieve.