Para combatir el clima, pues la lejanía de la marina y la altitud mesetaria provocan un endurecimiento térmico, con notable rigor en los
inviernos crudos y largos,
veranos de corta duración y moderados en calor con fuertes contrastes entre los días y las
noches, unas primaveras inconstantes y frías y unos otoños bonancibles.