Recuerdo cuando era pequeña, el sonido del
amanecer, cuando despertaba y me
quedaba un momento callada, llegabael alba, (pocas veces, por cierto) oiael sonido del amanecer, era como la respiraciòn de un niño, junto a la oreja, como
mariposas volando en silencio, como miles de patitas caminando entre la hierba, como el susrro de una voz lejana dicindo ternezas, como un beso suave que no ha encontrado sitio donde posarse,. pero lo primero que oia era el discurrir de
rio entre los guijarros, que en
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