Los aromas de mi pueblo, Lumeras, los estoy recopilando en mi cuento Maeve, en mi blog Maevismo. Recuerdos de mi primera infancia. Este verano pasado fui con mi marido, hijos, nueras y nietos porque me hacía mucha ilusión el que los niños de 5, 4, 2 y 1 año recorrieran los sitios de mi infancia, por los que iba con otros niños del pueblo: a por moras, a buscar palos de sabuguero para hacer "chiflas" o las eras donde se majaba el centeno y el trigo. Fue una experiencia muy bonita para niños y mayores. Lumeras, pueblo pobre pero muy rico en cuanto a todo lo que la MADRE NATURALEZA le ha dado, que es mucho, es un remanso de tranquilidad y de paz simplemente sentándose debajo de cualquier castaño centenario y estar a solas con uno mismo. En estos tiempos de prisas, de problemas y de vivir la vida a toda velocidad, hacer un alto en el camino es muy saludable, pasando unos días por estos preciosos parajes.