La pobreza del terreno fue la que condicionó la vida y costumbres de todos sus habitantes que buscaron en la arriería la riqueza y bienestar. Esta situación influyó en la economía de los habitantes de la comarca, de tal manera que los vecinos más pudientes de cada pueblo eran, sin duda, los arrieros, y los menos afortunados, rayando la pobreza, los labradores y cardadores. Una simple observación de las viviendas de los arrieros y de los labradores y tejedores, normalmente techadas de paja, de cuelmo, nos indica la gran diferencia de vida entre unos y otros.