Hola, amigos todos los de Mansilla del Páramo: Me habréis visto con vuestro párroco, D. Ángel, en algunaas de las fiestas de vuestro querido pueblo. Hemos sido muy amigos, D. Angel y yo, desde 1950. Nunca ha empañado nuestra amistad nada. La amistad es lo más grande que Dios nos ha dado. Se ha dicho muchas veces que la famiilia te la imponen. Pero yo digo que si a la familia le pones tú la amistad, es el no va más de la convivencia. La amistad la escoges tú. Sí, claro que sí. Hemos discutido algunas veces, pero esas discusiones nunca han minimizado nuestra amistad. A D. Ángel le conocéis tan bien como yo. Cincuenta años con vosotros, son muchos años para que todos y cada uno tengáis algo bueno que decir de él. Pidamos a Dios, todos juntos y por separado, que le mantenga aún muchos años con esa fuerza de cuerpo, porque de espíritu no le falta, para que os siga asistiendo en vuestras necesidades espirituales.