En esos tiempos reinaba en las
Asturias Alfonso II (el casto), que reinó desde el 791 al 842. Tenía por consejero un monje llamado Beato, confesor de su tía Adosinda y abad del
Monasterio de
San Martín de Turieno, que luego pasó a llamarse
Santo Toribio de Liébana, Este monje, gran teólogo y persona muy culta, pensó que si los cristianos tuviesen un líder a seguir que les motivase, y aprovechando que Santiago Apóstol estuvo predicando en
España, le nombró su patrón y también le compuso un himno llamado
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