Todo trémulo y nidio, cantor de los marjales,
el sapo hila cadejos de leyenda en su rueca;
tiene el ojo fatídico de los dioses bestiales,
y es deforme y enano como un ídolo azteca.
Espigador de ritmos en el silencio brujo,
sacerdote del éxtasis en las verdes orillas...
Siempre que lo contemplo me sugiere el dibujo
de un adiposo Buda, soñador en cuclillas.
Ciego de los romances, ronco de trasnochada,
el de la flauta anfibia y las manos en cruz, ... (ver texto completo)
el sapo hila cadejos de leyenda en su rueca;
tiene el ojo fatídico de los dioses bestiales,
y es deforme y enano como un ídolo azteca.
Espigador de ritmos en el silencio brujo,
sacerdote del éxtasis en las verdes orillas...
Siempre que lo contemplo me sugiere el dibujo
de un adiposo Buda, soñador en cuclillas.
Ciego de los romances, ronco de trasnochada,
el de la flauta anfibia y las manos en cruz, ... (ver texto completo)
Hola MARILIN, ya solo falta el Principe, a no que son la ranas las que se convierten en Princesas, un saludooo