Claro que los conozco!
Edi era una mujer encantadora!
Con Sergio jugaba mucho de pequeña. Aunque era más pequeño que nosotras nos encantaba jugar con él, porque con aquellos ricines rubios parecía un querubín, era una monada, y todas nos lo pedíamos de hijo.
Para hacerle rabiar le llamábamos Ricitos de oro, y se enfadaba mucho, ja, ja! ¡Pobre, qué paciencia nos tenía! No se lo digas, que se pica!
Son muy majos los dos, son muy amigos de mi hermano.
Edi era una mujer encantadora!
Con Sergio jugaba mucho de pequeña. Aunque era más pequeño que nosotras nos encantaba jugar con él, porque con aquellos ricines rubios parecía un querubín, era una monada, y todas nos lo pedíamos de hijo.
Para hacerle rabiar le llamábamos Ricitos de oro, y se enfadaba mucho, ja, ja! ¡Pobre, qué paciencia nos tenía! No se lo digas, que se pica!
Son muy majos los dos, son muy amigos de mi hermano.
Susana el mundo un pañuelo