Así, podemos leer en la "Constitución Dogmática de la
Iglesia " (Lumen Gentium) del Concilio Vaticano II y en su capítulo 56 el siguiente párrafo:
"Quiso, pues, el Padre de las misericordias que la aceptación de la Madre predestinada, precediera a la encarnación, para que, del mismo modo que una mujer contribuyó a la muerte, así también una mujer contribuyera a la vida. Esto se cumple en la forma más eminente, en la Madre de Jesús, que dio al mundo la Vida misma que renueva todas las cosas y fue
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