Mueren de olvido, ahí vive el olvido
Ahí, arrumbados contra la pared de la antigua
escuela, no están tres pupitres, lo que ahí sufre el olvido de los tiempos es una forma de vivir y educar, de ser educado y obedecer.
Ahí muere de olvido el pupitre y su tintero de porcelana; la ranura para el plumín y el lapicero; el doble fondo para el catecismo, las enciclopedias, los cuadernos de caligrafía, los de cálculo; la rejilla de madera para aislar de la humedad del suelo de aquella escuela sin más
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