Entre los muchos defectos que tengo es que me abstraigo con mucha facilidad y me siento cómo ausente, cómo en otra dimensión, desorientado, inmerso en ese pensamiento que me absorbe en el momento, de un mundo mejor, cómo huyendo de la cruda realidad y sin querer ni mala intención, me despisto y algunas veces se me olvida hasta el comer.
“Mi querido Albert,
Ayer recibí tu cariñosa carta y me hizo muy
feliz. Tenía ya miedo de que no volvieras a escribirme nunca. Me dijiste, cuando estuve en Zurich, que se te hace extraño cuando voy a Zurich. En consecuencia, creo que es mejor si nos encontramos en algún otro lugar, donde nadie interfiera en nuestro bienestar. En cualquier caso, voy a rogar que cada año pasemos un mes entero juntos, para que veas que tienes un padre que se interesa por ti y que te quiere. También puedes aprender
... (ver texto completo)