Para la Virgen de Mayo
Yo que terminar no puedo,
Señora, mi humilde canto,
porque el sentimiento es tanto
que obliga a enmudecer.
Yo que no siendo poeta
mal puedo decirte nada,
sino que el alma abrasada
tengo ya de tanto amar...,
dejo de escribir y arrojo
la pluma con que escribía,
porque es mejor, Madre mía,
verte... sentir... y llorar
Yo que terminar no puedo,
Señora, mi humilde canto,
porque el sentimiento es tanto
que obliga a enmudecer.
Yo que no siendo poeta
mal puedo decirte nada,
sino que el alma abrasada
tengo ya de tanto amar...,
dejo de escribir y arrojo
la pluma con que escribía,
porque es mejor, Madre mía,
verte... sentir... y llorar