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MANZANEDA DE OMAÑA: De Imagen y Palabras:...

De Imagen y Palabras:
Las viejas tabernas de los pueblos más perdidos y las viejas placas que se conservan son un museo de los recuerdos de un modo de vida que se ha ido para no volver.

En estos tiempos en los que encuentras a cualquier pastor con su rebaño hablando por el móvil en la majada más alta aún se conservan en los pueblos aquellas chapas azules que señalaban con una flecha: teléfonos.

Te dirigía la flecha a aquellas centralitas en las que un par de vecinas tomaban nota del número con el que querías hablar, te sentabas en un banco a esperar junto al resto de los usuarios, y a base de meter clavijas acababan llamándote: ‘‘El 4647 de Oviedo, a la cabina”. Allí hablabas con la eterna sospecha de que te estaban escuchando.

– Te oigo muy mal.

– Pues es de allá, aquí entra perfectamente; te aclaraba aquella telefonista que siempre negaba estar escuchando.

Después llegó ‘el automático’ y el teléfono público a una casa del pueblo, la de la vecina más sufrida que debía darse largas caminatas por las calles para llevar el aviso: “Que estés a las 4 en punto en el teléfono que te llama el hijo de Bilbao”. Más tarde los bares pusieron televisión en color y otro teléfono público, que anunciaban con la vieja chapa de la foto de un bar de Riello. Debajo de los servicios, que todo eran servicios.