Arquitectura Omañesa
Decoración de arrostrados:
Consisten en pequeñas figuras de rostros humanos. Únicamente se han localizado en Barrio de la Puente. Una de ellas, que se encuentra bajo un alféizar, está más tallada, seguramente reutilizada de alguna construcción religiosa. La otra, que es de cuarzo, se halla empotrada en una pared, con talla tosca aprovechando la forma y las fracturas del bloque. No obstante, se trata de una decoración heredada de la estética medieval, en la que los motivos en canecillos, capiteles, ménsulas de iglesias y monasterios, contaban, entre otros elementos, con la figura del rostro humano, otorgándola, según el contexto, distintos significados. En ella se reflejan los pensamientos y los sentimientos. Es la síntesis del individuo, símbolo de la vigilancia y según sus irradiaciones, representación demoniaca, como así interpretó Max Picard (Chevalier-Gheebrant, 188).
• Decoración con figuras de animales:
El único caso encontrado es el que se halla en el dintel de una casa de Andarraso. En él se representa dos serpientes afrontadas con la fecha –1807– y, ocupando la parte superior, una cruz potenzada. Su simbolismo puede asociarse a la protección. Las serpientes según Mircea Eliade, son representantes de poderes protectores de las fuentes y de la inmortalidad, aunque también suponga una evocación maligna. La contraposición de dos serpientes indica el equilibrio de fuerzas, como en el caduceo de Mercurio. Para Jung, esta imagen es el “presentimiento de la homeopatía, la curación por lo que causó daño”. Por eso puede ser símbolo de san Juan Evangelista y aparecer junto al cáliz (Elialde, 1978).
• Decoración en cuarterones con formas geométricas a base de incisiones (Santovenia, Castro de la Lomba y Villanueva de Omaña).
• Decoración de encalados en recercos de ventanas con una banda en torno a 19 cm. Es un ornato muy frecuente en la comarca, llegándose a recuadrar la parte superior de las fachadas o a señalar líneas en los aleros e impostas divisorias de las dos plantas. Algunas de estas líneas son recreadas con decoración en “diente de sierra” o formas triangulares (Robledo, Campo de la Lomba y Villar de Omaña). De la misma manera, se encalaron las fachadas en su totalidad, especialmente a partir de la tipología de casa que hemos definido como del Tipo 6. En la actualidad, y como consecuencia de arreglos y revoques de cemento, se encalan sistemáticamente, añadiendo otras tonalidades color pastel, según la moda imperante en la ciudad.
Decoración de arrostrados:
Consisten en pequeñas figuras de rostros humanos. Únicamente se han localizado en Barrio de la Puente. Una de ellas, que se encuentra bajo un alféizar, está más tallada, seguramente reutilizada de alguna construcción religiosa. La otra, que es de cuarzo, se halla empotrada en una pared, con talla tosca aprovechando la forma y las fracturas del bloque. No obstante, se trata de una decoración heredada de la estética medieval, en la que los motivos en canecillos, capiteles, ménsulas de iglesias y monasterios, contaban, entre otros elementos, con la figura del rostro humano, otorgándola, según el contexto, distintos significados. En ella se reflejan los pensamientos y los sentimientos. Es la síntesis del individuo, símbolo de la vigilancia y según sus irradiaciones, representación demoniaca, como así interpretó Max Picard (Chevalier-Gheebrant, 188).
• Decoración con figuras de animales:
El único caso encontrado es el que se halla en el dintel de una casa de Andarraso. En él se representa dos serpientes afrontadas con la fecha –1807– y, ocupando la parte superior, una cruz potenzada. Su simbolismo puede asociarse a la protección. Las serpientes según Mircea Eliade, son representantes de poderes protectores de las fuentes y de la inmortalidad, aunque también suponga una evocación maligna. La contraposición de dos serpientes indica el equilibrio de fuerzas, como en el caduceo de Mercurio. Para Jung, esta imagen es el “presentimiento de la homeopatía, la curación por lo que causó daño”. Por eso puede ser símbolo de san Juan Evangelista y aparecer junto al cáliz (Elialde, 1978).
• Decoración en cuarterones con formas geométricas a base de incisiones (Santovenia, Castro de la Lomba y Villanueva de Omaña).
• Decoración de encalados en recercos de ventanas con una banda en torno a 19 cm. Es un ornato muy frecuente en la comarca, llegándose a recuadrar la parte superior de las fachadas o a señalar líneas en los aleros e impostas divisorias de las dos plantas. Algunas de estas líneas son recreadas con decoración en “diente de sierra” o formas triangulares (Robledo, Campo de la Lomba y Villar de Omaña). De la misma manera, se encalaron las fachadas en su totalidad, especialmente a partir de la tipología de casa que hemos definido como del Tipo 6. En la actualidad, y como consecuencia de arreglos y revoques de cemento, se encalan sistemáticamente, añadiendo otras tonalidades color pastel, según la moda imperante en la ciudad.