PAJARES
El pajar puede ocupar un edificio independiente anejo, estar integrado en el conjunto edificatorio de la casa o ser insulano. Su construcción, normalmente de planta rectangular, es más tosca que la de la vivienda, utilizándose una mampostería que, en los casos más primitivos, se traba en seco. Las cubiertas son de cuelmo, teja o losa, casi siempre a dos aguas o con faldón, con un armante de parhilera idéntico al de las viviendas. Se procura, así mismo, que ocupen partes de la ladera para que una de las fachadas quede a la altura del suelo e introducir mejor la hierba por el boquerón. Como edificio suele ser elemental en su construcción, tanto los que poseen una puerta como único acceso como los que tienen bocarones, practicados sobre la puerta de entrada o en la fachada según la conveniencia para un mejor almacenaje. El cierre de madera de alguno de estos huecos presenta un pequeño respiradero cuadrangular o circular.
Habitualmente, la construcción posee peñal agrillandao y, de no ser así, se cierra el extremo superior del hastial con tablones o con un cañizo de mimbre. En otros casos, posee dos vanos superpuestos para facilitar la introducción y la extracción del forraje.
No son muchos los ejemplos en los que el pajar forma parte de la construcción dedicada a establo, circunstancia en la que ocuparía la parte superior de la edificación. Más frecuente es que aparezca anejo al conjunto edificado.
Así mismo, es una edificación en la que se ha conservado durante más tiempo la cubierta de paja, a la vez que ofrece el uso más generalizado del fibrocemento, al no poderse retechar desde que no se siembra centeno. Es por ello, que en el paisaje de los pueblos omañeses y del Valle de Samario, sean distinguibles con facilidad del resto de construcciones.
El pajar puede ocupar un edificio independiente anejo, estar integrado en el conjunto edificatorio de la casa o ser insulano. Su construcción, normalmente de planta rectangular, es más tosca que la de la vivienda, utilizándose una mampostería que, en los casos más primitivos, se traba en seco. Las cubiertas son de cuelmo, teja o losa, casi siempre a dos aguas o con faldón, con un armante de parhilera idéntico al de las viviendas. Se procura, así mismo, que ocupen partes de la ladera para que una de las fachadas quede a la altura del suelo e introducir mejor la hierba por el boquerón. Como edificio suele ser elemental en su construcción, tanto los que poseen una puerta como único acceso como los que tienen bocarones, practicados sobre la puerta de entrada o en la fachada según la conveniencia para un mejor almacenaje. El cierre de madera de alguno de estos huecos presenta un pequeño respiradero cuadrangular o circular.
Habitualmente, la construcción posee peñal agrillandao y, de no ser así, se cierra el extremo superior del hastial con tablones o con un cañizo de mimbre. En otros casos, posee dos vanos superpuestos para facilitar la introducción y la extracción del forraje.
No son muchos los ejemplos en los que el pajar forma parte de la construcción dedicada a establo, circunstancia en la que ocuparía la parte superior de la edificación. Más frecuente es que aparezca anejo al conjunto edificado.
Así mismo, es una edificación en la que se ha conservado durante más tiempo la cubierta de paja, a la vez que ofrece el uso más generalizado del fibrocemento, al no poderse retechar desde que no se siembra centeno. Es por ello, que en el paisaje de los pueblos omañeses y del Valle de Samario, sean distinguibles con facilidad del resto de construcciones.