PALOMARES
Canales, Villaceid y Bonella son las tres localidades que los poseen. Sus antecedentes los encontramos en el siglo xvvi, según expresa la documentación consultada al referirse a los suelos de un palomar en Paladín 1. Se integran en el mismo conjunto urbano del pueblo o no demasiado lejos de él.
Son estos palombares de planta circular, con cubierta de teja rematada por un pináculo labrado en piedra. El sistema de cubrición es elemental con una sucesión de pares apoyados sobre un pendolón que descansa sobre una viga dispuesta diametralmente. Al exterior, una hilera bajo el alero de llábanas sirve de apoyo y entrada a los nidales del interior, hechos con pequeñas losas, aprovechando el grosor del muro y el mampuesto, y con un tendel de arcilla. La otra tipología presenta un frontón semicircular rematado por losas para proteger la pared con cubierta a una vertiente, de la que, por debajo de su alero, sobresale una hilada de llábanas perimetrales.
Exteriormente se encala para favorecer a las palomas su localización, de la misma manera que se colocan en la cubierta piedras de cuarzo que, por su color blanquecino, ayudan a ese mismo fin. A falta de palomar, se colgaban unos nidales de las cubiertas de los pajares, menguado recurso pero ingeniosa solución para una economía precaria.
Canales, Villaceid y Bonella son las tres localidades que los poseen. Sus antecedentes los encontramos en el siglo xvvi, según expresa la documentación consultada al referirse a los suelos de un palomar en Paladín 1. Se integran en el mismo conjunto urbano del pueblo o no demasiado lejos de él.
Son estos palombares de planta circular, con cubierta de teja rematada por un pináculo labrado en piedra. El sistema de cubrición es elemental con una sucesión de pares apoyados sobre un pendolón que descansa sobre una viga dispuesta diametralmente. Al exterior, una hilera bajo el alero de llábanas sirve de apoyo y entrada a los nidales del interior, hechos con pequeñas losas, aprovechando el grosor del muro y el mampuesto, y con un tendel de arcilla. La otra tipología presenta un frontón semicircular rematado por losas para proteger la pared con cubierta a una vertiente, de la que, por debajo de su alero, sobresale una hilada de llábanas perimetrales.
Exteriormente se encala para favorecer a las palomas su localización, de la misma manera que se colocan en la cubierta piedras de cuarzo que, por su color blanquecino, ayudan a ese mismo fin. A falta de palomar, se colgaban unos nidales de las cubiertas de los pajares, menguado recurso pero ingeniosa solución para una economía precaria.