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MANZANEDA DE OMAÑA: FUENTES, LAVADEROS, ABREVADEROS Y POZOS...

FUENTES, LAVADEROS, ABREVADEROS Y POZOS

7.7.1. Fuentes

Es Omaña una comarca rica en manantiales, siempre cuidados porque de ellos dependía el abastecimiento de los pueblos. Tal esmero nos viene a indicar, en cierta forma, la importancia de cada fuente. La que sólo se tiene como abrevadero, recibirá menores atenciones. En otros casos, se construye con obra de mampostería para proteger el manantial, habilitando el espacio colindante para abrevaderos o lavaderos. La forma más simple de proteger estas pequeñas obras, se realizaba con el levantamiento de un mampuesto que se cubre con escobas o con una llastra. Pero esos cuidados se extremaron con la realización de abovedamientos y tejadillos a dos aguas cubiertos de llastras o grandes losas, con adintelamiento o arquillo en el acceso. Especiales son las fuentes de Villarín y Bonella. Esta última está protegida por una obra de sillería e inscripciones que todavía no se han interpretado con certeza, y dos motivos circulares en los que se inscriben una cruz patada de cuatro lados iguales. Estos sillares ornamentados de procedencia incierta, son, probablemente, una reutilización, puesto que no responden a ningún esquema ornamental prefijado para la fuente (Rodríguez de Valcarce, 1989, 12).

Como podía darse la circunstancia de que las afloraciones de agua se produjesen en terrenos en talud o en pequeñas hondonadas, se aprovechaba la inclinaciones para empotrar la obra, como se hizo en Lago. Por lo general, la pequeña construcción que se levantaba en los manantiales que se encontraban en lugares estratégicos del entramado urbano, sobre todo en aquellos pueblos de mayor importancia como pudo ser Murias de Paredes –que fue cabeza de Partido Judicial–, perdieron su aspecto rústico al variar su fisonomía en cumplimiento de las Ordenanzas de los Ayuntamientos, al proveerles de un caño y convertirles en una fuente de sillares y pilones, complemento de la arquitectura urbana que servía al común, y al que se le imponían una función de adorno. Es costumbre que se extendió con Carlos 111, en un intento de sanear y urbanizar ciudades y pueblos, pero sobre todo a principios del siglo xx con las normas municipales de salubridad. Sin embargo, la realidad de los pequeños núcleos de población del mundo rural era más prosaica, de modo que, siguiendo la costumbre y la eficacia de lo que hasta el momento se había visto, permanecieron a través de los años las fuentes y abrevaderos como una herencia de valor incuestionable