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MANZANEDA DE OMAÑA: Conclusión...

Conclusión

Desde el punto de vista geográfico, la comarca de Omaña, con rasgos que la aproximan al concepto de Comarca Natural de transición, presenta una unidad física, salvo los matices diferenciales del valle de Samario, más ribereño en sentimientos y en relaciones, puesto que su referencia ha sido preferentemente la Tierra de Ordás y la ribera del Órbigo, que es su salida natural. Don Florentino Agustín Díez incluye el valle en la comarca, pero la realidad anímica de no pocos habitantes, parece señalar otra idea o, al menos, es bastante antigua esa afiliación, salvo excepciones. Culturalmente, es difícil establecer límites, existiendo en lo que a arquitectura se refiere, muchas semejanzas, pero también algunas diferencias como los paramentos de tapial y adobe, indicándonos aspectos de otro ámbito físico. Es, por tanto, una zona que debe entenderse como un preámbulo de la transición que supone Omaña, desde la ribera hacia la media y alta montaña de Luna y Babia, no siendo tan acusado en dirección oeste, es decir, en sus límites con Laciana y el Bierzo.

Desde el punto de vista constructivo, los modelos arquitectónicos presentan a su vez una unidad y coherencia en cuanto a la acción del espacio físico exiguo que los mediatiza, y a la evolución que han tenido, lenta, pero apreciable en sus distintas fases. Esto significa que no han existido vacíos o circunstancias que hayan borrado alguna de las etapas del proceso evolutivo.

En la idea de tener una visión de conjunto, se consideró que debía estudiarse la comarca globalmente y no por ayuntamientos, ya que éstos son, al fin y al cabo, producto de divisiones administrativas y no de argumentos diferenciadores en los que habría que incluir los culturales. Muy al contrario, creemos que existe esa unidad cultural, salvando, como se ha dicho, los matices ribereños del valle de Samario que, aun siendo municipio, nos ha interesado más desde el punto de vista espacial.

Las construcciones tanto en su volumetría, plantas, materiales, tipos de cubierta, interiores, distribución y uso de los espacios exteriores, guardan todas los mismos fundamentos con idénticos resultados. Los pueblos situados a mayor altitud presentan una conformación abierta por lo que se refiere al asentamiento. Los que se encuentran en los valles, son lineales, algunos con cierta dispersión en las unidades arquitectónicas formando barrios. Por otro lado, hay una plena integración en el medio, en perfecta armonía y adaptación a las condiciones de la orografía y del clima.

Es una arquitectura que sigue las pautas ya definidas sobre el tema, es decir, una arquitectura que ha mantenido casi inmutable la idea original. Su funcionalidad, siempre enfocada hacia la explotación ganadera, es patente. Obedece, de igual manera, a principios lógicos y nada ingenuos, sino, todo lo contrario, más bien pragmáticos, aunque no siempre eficaces.

Entre las características generales constructivas, la casa primigenia fue de cubierta de cuelmo y muy elemental en su estructura. Posteriormente, se sustituiría este tipo de cubierta por la de teja, predominante en la zona intermedia (Ayuntamientos de Soto y Amío, Riello y Valdesamario), mientras que la de losa es habitual en el territorio que corresponde más o menos al Ayuntamiento de Murias de Paredes. En este caso, las plantas son más complejas, aumentando espacialmente a medida que avanzaban los siglos XIX y XX. En relación con ese agrandamiento, las ventanas guardan la correspondiente proporción. Se ha mantenido con idénticas dimensiones las puertas carrales, que daban paso a la portalina y ésta al corral.