Peazo grandes. De esas no se ven por Madrid, aquí son minis, comparadas con esas. ¡Recuerdo las noches que pasábamos picando cebollas para hacer morcillas en la matanza... ¡qué llorera!
Pues yo estuve una vez en un curso de cocina y nos dijo la profe que si te ponías una punta de la cebolla en la cabeza, podías cortarlas y no lloras
Pues de ese modo a mí no creo que me surtiese efecto. Tengo bastante más facilidad para llorar de risa que de pena, y sólo que imaginarme la situación... vamos, que no, ja, ja, que me desternillo, ja, ja!
Pues hazlo aunque te partas de risa que es efectivo!