El grupo de las Lepiotas incluyen algunas especies que pueden resultar mortales como la Lepiota helveola y la Lepiota brunneo-incarnata.
Todas ellas son pequeñas, la mayor de ellas es la Macrolepiota procera. Aunque algunas setas de esta especie sean comestibles, como puede dar lugar a confusiones, es aconsejable rechazar todas las lepiotas a fin de evitar males mayores. Estas especies crecen en los bosques de hoja ancha y al borde de los caminos, incluso en parques y jardines urbanos. No son muy abundantes.
La intoxicación por Lepiota bruneoincarnata es poco frecuente pero de elevada mortalidad. Se incluye dentro de los síndromes de aparición tardía, junto con la Amanita Phalloides, según la clasificación descrita en los protocolos de la Sociedad Española de Toxicología.
"Los síntomas de intoxicación pueden presentarse al cabo de 7 hasta 48 horas. La fase de estado se inicia con un cuadro de gastroenteritis aguda: nauseas, vómitos, diarrea coleriforme, cefaleas, calambres musculares y dolor abdominal. Posteriormente aparecen las lesiones viscerales: citolisis hepatocitaria, ictericia y coma, en la última fase se instaura la insuficiencia renal secundaria". (PUIG HERNANDEZ, A., CHUMILLAS CORDOBA, C., CAMPRODON CALVERAS, J. et al. Intoxicación fatal por Lepiota bruneoincarnata. An. Med. Interna (Madrid).
De todas formas debemos reconocer que dentro este género están las Macrolepiotas, algunas variedades de gran porte y muy similares entre si, salvo por el pie que suele ser liso en vez de atigrado, muchas de ellas comestibles a excepción de la Macrolepiota Venenata, que es tóxica o indigesta y se mancha de rojo sucio cuando se corta, tiene el anillo simple, pero suele crecer en montones de basura o estiércol. Entre las lepiotas comestibles podemos citar la Macrolepiota procera. conocida como Galimpierno, Parasol, en ocasiones pueden llegar a los 40 cm de altura y los 30 cm de diámetro del sombrero.
Todas ellas son pequeñas, la mayor de ellas es la Macrolepiota procera. Aunque algunas setas de esta especie sean comestibles, como puede dar lugar a confusiones, es aconsejable rechazar todas las lepiotas a fin de evitar males mayores. Estas especies crecen en los bosques de hoja ancha y al borde de los caminos, incluso en parques y jardines urbanos. No son muy abundantes.
La intoxicación por Lepiota bruneoincarnata es poco frecuente pero de elevada mortalidad. Se incluye dentro de los síndromes de aparición tardía, junto con la Amanita Phalloides, según la clasificación descrita en los protocolos de la Sociedad Española de Toxicología.
"Los síntomas de intoxicación pueden presentarse al cabo de 7 hasta 48 horas. La fase de estado se inicia con un cuadro de gastroenteritis aguda: nauseas, vómitos, diarrea coleriforme, cefaleas, calambres musculares y dolor abdominal. Posteriormente aparecen las lesiones viscerales: citolisis hepatocitaria, ictericia y coma, en la última fase se instaura la insuficiencia renal secundaria". (PUIG HERNANDEZ, A., CHUMILLAS CORDOBA, C., CAMPRODON CALVERAS, J. et al. Intoxicación fatal por Lepiota bruneoincarnata. An. Med. Interna (Madrid).
De todas formas debemos reconocer que dentro este género están las Macrolepiotas, algunas variedades de gran porte y muy similares entre si, salvo por el pie que suele ser liso en vez de atigrado, muchas de ellas comestibles a excepción de la Macrolepiota Venenata, que es tóxica o indigesta y se mancha de rojo sucio cuando se corta, tiene el anillo simple, pero suele crecer en montones de basura o estiércol. Entre las lepiotas comestibles podemos citar la Macrolepiota procera. conocida como Galimpierno, Parasol, en ocasiones pueden llegar a los 40 cm de altura y los 30 cm de diámetro del sombrero.
Hay que desechar las pequeñas, pero no podemos prescindir de esta seta en Manzaneda y toda Ommña, es otra posible fuente importante de recursos.
Hay variedad?