LOS MACROPARQUE EÓLICOS NO PRODUCEN ENERGÍA LIMPIA:
Daños ambientales
Los macroparques no producen energía limpia, dañan el suelo, crean fronteras y divisiones donde antes no las había, se imponen colonizando el territorio.
Cada molino tiene su base enterrada varios metros bajo el suelo, lo que implica ir rellenando la tierra de cemento, cerrando el paso a los cauces de aguas subterráneas del lugar, haciendo que se estanquen en determinados lugares, los cuales se inundan, y dejen de regar otros, que se secan rápidamente.
Además, las aspas de los aerogeneradores suponen un peligro especialmente para las aves.
Estos proyectos necesitan de todo un conjunto de infraestructuras a su alrededor. Se crean kilómetros de carreteras, se abren vías de 4 metros de ancho, con el propósito de habilitar entradas para la maquinaria. Además, conllevan la construcción de subcentrales eléctricas para acumular y transformar la energía, que pueden llegar a ocupar una superficie de 4500 metros2, como la del parque de Murias II. Por supuesto, también serán la excusa para más líneas eléctricas, de alta y baja tensión.
Y la tierra deja de estar destinada a los usos que tradicionalmente le daba tanto la gente como los animales y plantas que la poblaban; ese territorio pasa a ser propiedad de las empresas. De esta, forma, poquito a poco, van debastando la poco vida y cultura que a duras penas lucha por mantenerse en el ámbito rural.
Y lo más indignante en toda esta historia es que los únicos argumentos válidos que quedan para defender la tierra consisten en la protección de especies en peligro de extinción y se validan a través de títulos como ZEPA, Red Natura, LIC, etc. Ya no valoramos la vida, la riqueza del monte, la tierra por sí misma; sino que ha de haber motivos específicos para protegerla. De lo contrario, no merece la pena. Tenemos que haber matado a toda una especie para poder valorarla.
Esto es lo único a lo que atendemos las personas que venimos de la urbe; ya no caben las razones de pertenecer a un territorio, de haber nacido y crecido allí, de identificarte con él y conocer cada planta, cada huella de un animal, de ser parte de la montaña, de estar integradxs en ella, de necesitarla y estar dispuestx a defenderla con uñas y dientes.
Varios colectivos ecologistas llevan años luchando contra este proyecto. Si quieres saber más sobre esta lucha, puedes recurrir a sus páginas:
www. cordilleracantabrica. org
www. unecologistaenelbierzo. com
plataformadefensagistreo. blogspot. com
www. filonverde. org
Daños ambientales
Los macroparques no producen energía limpia, dañan el suelo, crean fronteras y divisiones donde antes no las había, se imponen colonizando el territorio.
Cada molino tiene su base enterrada varios metros bajo el suelo, lo que implica ir rellenando la tierra de cemento, cerrando el paso a los cauces de aguas subterráneas del lugar, haciendo que se estanquen en determinados lugares, los cuales se inundan, y dejen de regar otros, que se secan rápidamente.
Además, las aspas de los aerogeneradores suponen un peligro especialmente para las aves.
Estos proyectos necesitan de todo un conjunto de infraestructuras a su alrededor. Se crean kilómetros de carreteras, se abren vías de 4 metros de ancho, con el propósito de habilitar entradas para la maquinaria. Además, conllevan la construcción de subcentrales eléctricas para acumular y transformar la energía, que pueden llegar a ocupar una superficie de 4500 metros2, como la del parque de Murias II. Por supuesto, también serán la excusa para más líneas eléctricas, de alta y baja tensión.
Y la tierra deja de estar destinada a los usos que tradicionalmente le daba tanto la gente como los animales y plantas que la poblaban; ese territorio pasa a ser propiedad de las empresas. De esta, forma, poquito a poco, van debastando la poco vida y cultura que a duras penas lucha por mantenerse en el ámbito rural.
Y lo más indignante en toda esta historia es que los únicos argumentos válidos que quedan para defender la tierra consisten en la protección de especies en peligro de extinción y se validan a través de títulos como ZEPA, Red Natura, LIC, etc. Ya no valoramos la vida, la riqueza del monte, la tierra por sí misma; sino que ha de haber motivos específicos para protegerla. De lo contrario, no merece la pena. Tenemos que haber matado a toda una especie para poder valorarla.
Esto es lo único a lo que atendemos las personas que venimos de la urbe; ya no caben las razones de pertenecer a un territorio, de haber nacido y crecido allí, de identificarte con él y conocer cada planta, cada huella de un animal, de ser parte de la montaña, de estar integradxs en ella, de necesitarla y estar dispuestx a defenderla con uñas y dientes.
Varios colectivos ecologistas llevan años luchando contra este proyecto. Si quieres saber más sobre esta lucha, puedes recurrir a sus páginas:
www. cordilleracantabrica. org
www. unecologistaenelbierzo. com
plataformadefensagistreo. blogspot. com
www. filonverde. org