He visto en dos fotos al padre de Rosma. Me cruzaba con él, practicamente todos los días, aquí en León. Recuerdo que era muy alto y fuerte y caminaba muy deprisa. Desconocía que fuera de Manzaneda. Si lo hubiera sabido, le hubiera parado para charlar con él. A Delta la ví por última vez en el hospital, ya muy mayor y delicada. Hablábamos muy animadamente de Omaña, y le prestaba mucho.