HISTORIA DE OMAÑA
Atendiendo a lo dicho en el Diccionario Geográfico y Estadístico... de Pascual Madoz (1845-1850), pertenecían al Concejo de Omaña los pueblos de Murias de Paredes, Senra, Lazado, Villabandín (fot. 13), Villaverde, Rodicol, Marzán, Vegarienza, Villanueva de Omaña (fot. 14), Cirujales, Sosas del Cumbral, Villar, Omañón, Villadepán, Manzaneda, Santibáñez de Arienza, Salce (fot. 15), Barrio de la Puente, Fasgar (fot. 16), Sabugo y Cornombre. El de la Lomba de Campestedo estaba constituido por los pueblos de Folloso, Rosales, Andarraso, Campo de la Lomba, Santibáñez de la Lomba, Castro de la Lomba y La Omañuela (López, 1986, 17). El Concejo de Villamor de Riello lo formaban Riello, Los Orrios, Ceide, Bonella, La Urz, Curueña, Salce, Arienza, Robledo, Villarín, Guisatecha, Ariego de Arriba, Ariego de Abajo y Socil.
En el siglo VIII la comarca debió dividirse en los territorios de Paredes y Amío, siendo sucesivamente nombradas las distintas localidades en documentos posteriores, como ya hemos indicado y puede comprobarse en el trabajo del Conde de Gaviria
Hasta el siglo XIV no se convertiría en señorío. Según Vicente Flórez de Quiñones, “... Alfonso XI cedió estos territorios a su hijo bastardo, luego Rey con el nombre de Enrique II, el cual los dio a Ruy Pérez Ponce. Este terrazgo lo formaba los Concejos de La Lomba de Campestedo, Omaña, Los Transversales y Villamor de Riello. Seguramente, a principios del siglo XV se apoderó de ellos Don Diego Fernández de Quiñones, primer Conde de Luna. En 1435 ya pertenecía al Conde la jurisdicción que luego han poseído sus descendientes...”, alcanzando su dominio feudal bien avanzado en siglo XIX, pues hasta 1897 seguían cobrando lo que se llamó “el pan del cuarto” en el Concejo de Villamor de Riello, foro consistente en ciento cuatro cargas de centeno, que en 1914 aún debía satisfacerse, hasta que quedó abolido en 1935 gracias a la intervención del citado D. Vicente Flórez de Quiñones y Torné. Esta prolongada dependencia de un acusado sistema señorial, que ni siquiera en el siglo XIX se alteró a pesar de la crisis del modelo del Antiguo Régimen que se iniciaba en los primeros años de esa centuria, de los cambios sociales que se estaban produciendo con la industrialización y de los primeros síntomas del liberalismo, hacía que la mayor parte de la tierra estuviese en manos de la Iglesia, aristocracia y, en el mejor de los casos, de las Juntas Vecinales, a través de las que el pueblo participaba de alguna manera mediante los sistemas comunales.
Los problemas de los omañeses con el Condado de Luna son más que notorios, conocidos e interesantes para los historiadores 11. El peso de un modelo feudal y oligárquico secular hizo que la comarca de Omaña arrastrase una condición de marginalidad hasta tener que ser declarada “Comarca de Acción Especial” en 1978 (Real Decreto 3418/ 1978 de 29 de diciembre), circunstancia de la que fueron beneficiados los municipios de Murias de Paredes, Riello y Valdesamario. No es para menos, cuando en 1980 había 6’54 habitantes por km2 (Cordero del Castillo, 1983, 23). En 1991 la comarca poseía una población de 1.337 almas en el Ayuntamiento de Riello –el municipio más grande de la provincia leonesa–, 1.313 en Soto y Amío, 895 en el de Murias de Paredes y 372 en Valdesamario, sumando 3.917 habitantes para una superficie de 394’7 Km2 (Alonso González, 1995). La disminución ha sido evidente, con una población envejecida, compuesta en gran medida por jubilados y una tasa de natalidad muy por debajo de la media provincial, con crecimiento vegetativo negativo, y un envejecimiento en 1986 del 15% de la población total (González González, 1985-86, 35). La emigración, asimismo, ha sido práctica que se viene produciendo desde hace varias décadas. Entre 1900 y 1980 fue equivalente al 67’53 % (Cordero del Castillo, 1983, 28), alojando, consecuentemente, un saldo poblacional desfavorable.
Atendiendo a lo dicho en el Diccionario Geográfico y Estadístico... de Pascual Madoz (1845-1850), pertenecían al Concejo de Omaña los pueblos de Murias de Paredes, Senra, Lazado, Villabandín (fot. 13), Villaverde, Rodicol, Marzán, Vegarienza, Villanueva de Omaña (fot. 14), Cirujales, Sosas del Cumbral, Villar, Omañón, Villadepán, Manzaneda, Santibáñez de Arienza, Salce (fot. 15), Barrio de la Puente, Fasgar (fot. 16), Sabugo y Cornombre. El de la Lomba de Campestedo estaba constituido por los pueblos de Folloso, Rosales, Andarraso, Campo de la Lomba, Santibáñez de la Lomba, Castro de la Lomba y La Omañuela (López, 1986, 17). El Concejo de Villamor de Riello lo formaban Riello, Los Orrios, Ceide, Bonella, La Urz, Curueña, Salce, Arienza, Robledo, Villarín, Guisatecha, Ariego de Arriba, Ariego de Abajo y Socil.
En el siglo VIII la comarca debió dividirse en los territorios de Paredes y Amío, siendo sucesivamente nombradas las distintas localidades en documentos posteriores, como ya hemos indicado y puede comprobarse en el trabajo del Conde de Gaviria
Hasta el siglo XIV no se convertiría en señorío. Según Vicente Flórez de Quiñones, “... Alfonso XI cedió estos territorios a su hijo bastardo, luego Rey con el nombre de Enrique II, el cual los dio a Ruy Pérez Ponce. Este terrazgo lo formaba los Concejos de La Lomba de Campestedo, Omaña, Los Transversales y Villamor de Riello. Seguramente, a principios del siglo XV se apoderó de ellos Don Diego Fernández de Quiñones, primer Conde de Luna. En 1435 ya pertenecía al Conde la jurisdicción que luego han poseído sus descendientes...”, alcanzando su dominio feudal bien avanzado en siglo XIX, pues hasta 1897 seguían cobrando lo que se llamó “el pan del cuarto” en el Concejo de Villamor de Riello, foro consistente en ciento cuatro cargas de centeno, que en 1914 aún debía satisfacerse, hasta que quedó abolido en 1935 gracias a la intervención del citado D. Vicente Flórez de Quiñones y Torné. Esta prolongada dependencia de un acusado sistema señorial, que ni siquiera en el siglo XIX se alteró a pesar de la crisis del modelo del Antiguo Régimen que se iniciaba en los primeros años de esa centuria, de los cambios sociales que se estaban produciendo con la industrialización y de los primeros síntomas del liberalismo, hacía que la mayor parte de la tierra estuviese en manos de la Iglesia, aristocracia y, en el mejor de los casos, de las Juntas Vecinales, a través de las que el pueblo participaba de alguna manera mediante los sistemas comunales.
Los problemas de los omañeses con el Condado de Luna son más que notorios, conocidos e interesantes para los historiadores 11. El peso de un modelo feudal y oligárquico secular hizo que la comarca de Omaña arrastrase una condición de marginalidad hasta tener que ser declarada “Comarca de Acción Especial” en 1978 (Real Decreto 3418/ 1978 de 29 de diciembre), circunstancia de la que fueron beneficiados los municipios de Murias de Paredes, Riello y Valdesamario. No es para menos, cuando en 1980 había 6’54 habitantes por km2 (Cordero del Castillo, 1983, 23). En 1991 la comarca poseía una población de 1.337 almas en el Ayuntamiento de Riello –el municipio más grande de la provincia leonesa–, 1.313 en Soto y Amío, 895 en el de Murias de Paredes y 372 en Valdesamario, sumando 3.917 habitantes para una superficie de 394’7 Km2 (Alonso González, 1995). La disminución ha sido evidente, con una población envejecida, compuesta en gran medida por jubilados y una tasa de natalidad muy por debajo de la media provincial, con crecimiento vegetativo negativo, y un envejecimiento en 1986 del 15% de la población total (González González, 1985-86, 35). La emigración, asimismo, ha sido práctica que se viene produciendo desde hace varias décadas. Entre 1900 y 1980 fue equivalente al 67’53 % (Cordero del Castillo, 1983, 28), alojando, consecuentemente, un saldo poblacional desfavorable.