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MANZANEDA DE OMAÑA: Ah, ya decía yo!

Vieron asomar la cuelebra por entre la tejas del desague de la cocina sin que a la leche pudiese llegar encaminose a la habiatacion donde dormian la madre y el niño y mientras la cuelebra metia el rabo en la boca del niño este chupaba sin que nada pudiese sacar, pero la cuelebra chupando el pezon de la madre en poco tiempo se pudo saciar.

Perdona Tirso; Anoche no pude terminar tu relato porque el ordenador se apago y no hubo manera de arrancarlo.

Ah, ya decía yo!