La Virgen de Pandorado, según la leyenda, se apareció a un pastor y le entregó su imagen, pidiéndole que se construyese en ese mismo lugar una ermita dedicada en su honor. El pastor llevó la imagen al pueblo, a La Omañuela, pero sus habitantes decidieron entronizarla en la iglesia parroquial y no construir la ermita. Durante sucesivas veces, la imagen desapareció de la iglesia y volvía a aparecer en la piedra sobre la que se apareció la Virgen. Finalmente, los vecinos decidieron construir la ermita. Hoy, todavía, se dice que puede verse la piedra sobre la que hizo acto de presencia la Virgen que puede ser reconocida porque tiene una cruz grabada.
En cuanto al segundo tipo, aparte de la ya referida de Don Ares, existen otras que casi siempre se remiten a tiempos medievales. Dentro de este tipo, podríamos incluir la del Campo de Santiago. Según se cuenta, en este lugar hubo una cruenta batalla entre los cristianos y los musulmanes, y sólo se decidió a favor de los primeros cuando Santiago Apóstol, cabalgando sobre su caballo blanco, apoyó a las tropas cristianas, mientras que las musulmanas salían huyendo. Lo mismo sucedió en el paraje conocido como Campo, en la batalla de Santiago Martín contra los musulmanes.
También son numerosas las leyendas sobre tesoros escondidos. De nuevo se remiten a tiempos medievales, y habría que ponerlas en relación con los hallazgos casuales de materiales arqueológicos. Por poner un ejemplo, podríamos referirnos a la leyenda del Suspirón, un legendario monte, que todas han buscado pero nadie ha localizado, horadado por multitud de cuevas repletas de tesoros. También pueden aparecer lingotes de oro enterrados en las casas o en el fondo de los lagos, metidos en marmitas…
En cuanto al segundo tipo, aparte de la ya referida de Don Ares, existen otras que casi siempre se remiten a tiempos medievales. Dentro de este tipo, podríamos incluir la del Campo de Santiago. Según se cuenta, en este lugar hubo una cruenta batalla entre los cristianos y los musulmanes, y sólo se decidió a favor de los primeros cuando Santiago Apóstol, cabalgando sobre su caballo blanco, apoyó a las tropas cristianas, mientras que las musulmanas salían huyendo. Lo mismo sucedió en el paraje conocido como Campo, en la batalla de Santiago Martín contra los musulmanes.
También son numerosas las leyendas sobre tesoros escondidos. De nuevo se remiten a tiempos medievales, y habría que ponerlas en relación con los hallazgos casuales de materiales arqueológicos. Por poner un ejemplo, podríamos referirnos a la leyenda del Suspirón, un legendario monte, que todas han buscado pero nadie ha localizado, horadado por multitud de cuevas repletas de tesoros. También pueden aparecer lingotes de oro enterrados en las casas o en el fondo de los lagos, metidos en marmitas…