Pero OJO.
Al margen de esta consideración, incluso la miel más sana puede resultar tóxica para los bebés. Esto se debe a que, al mezclarse con los jugos digestivos poco alcalinos de los recién nacidos, favorece el crecimiento de esporas de la bacteria Clostridium botulinum, famosas por su toxicidad. Las esporas que causan el botulismo son de las pocas de origen bacteriano capaces de sobrevivir en la miel. Aunque la acidez estomacal de los adultos contrarreste su proliferación e impida que segreguen toxinas, el sistema digestivo de los niños más pequeños no se halla lo suficientemente desarrollado para hacerles frente, y por esta razón los pediatras aconsejan no alimentar con miel ni ningún otro edulcorante a niños menores de 18 meses.
Al margen de esta consideración, incluso la miel más sana puede resultar tóxica para los bebés. Esto se debe a que, al mezclarse con los jugos digestivos poco alcalinos de los recién nacidos, favorece el crecimiento de esporas de la bacteria Clostridium botulinum, famosas por su toxicidad. Las esporas que causan el botulismo son de las pocas de origen bacteriano capaces de sobrevivir en la miel. Aunque la acidez estomacal de los adultos contrarreste su proliferación e impida que segreguen toxinas, el sistema digestivo de los niños más pequeños no se halla lo suficientemente desarrollado para hacerles frente, y por esta razón los pediatras aconsejan no alimentar con miel ni ningún otro edulcorante a niños menores de 18 meses.