Lo que llaman “tirar todos del carro”
Nos andan repitiendo ahora, para que vaya calando en nuestras mentes, que hay que tirar todos del carro. Pero quien lo dice en vez de tirar del carro lo que hace es lanzarle los trastos a la cabeza a otro.
Una vieja historia. Como una vieja historia es esta foto del entrañable César que bien podría ilustrar lo que realmente significa “tirar todos del carro”, aunque sea un autobús.
Un recuerdo y un homenaje a aquellos viejos coches de línea que tantos servicios cumplieron, que tantos enfermos trajeron al médico desde los pueblos, a tantos presidentes de juntas vecinales de visita a la Diputación, a tantos ganaderos al mercado, a tantas amas de casa a comprar el pimentón y las tripas para la matanza, a tantos paisanos hasta los almacenes Pallarés para hacerse con herramientas, a tantos curas a ver al obispo o algún canónigo para buscarle un enchufe a un rapaz listo, a tantos chavales asustados camino del Seminario o algún internado, a tantas mozas en busca de casa en la que servir... a tantos enamoradizos que han quedado en el reloj.
Y un recuerdo para aquellos veteranos conductores que tenían que sortear nevadas, carreteras estrechas y embarradas, puentes de madera que rechinan, motores que se paraban...
Pero siempre había quien empujara.
http://www. la-cronica. net/2011/11/06/fotografia. html
Nos andan repitiendo ahora, para que vaya calando en nuestras mentes, que hay que tirar todos del carro. Pero quien lo dice en vez de tirar del carro lo que hace es lanzarle los trastos a la cabeza a otro.
Una vieja historia. Como una vieja historia es esta foto del entrañable César que bien podría ilustrar lo que realmente significa “tirar todos del carro”, aunque sea un autobús.
Un recuerdo y un homenaje a aquellos viejos coches de línea que tantos servicios cumplieron, que tantos enfermos trajeron al médico desde los pueblos, a tantos presidentes de juntas vecinales de visita a la Diputación, a tantos ganaderos al mercado, a tantas amas de casa a comprar el pimentón y las tripas para la matanza, a tantos paisanos hasta los almacenes Pallarés para hacerse con herramientas, a tantos curas a ver al obispo o algún canónigo para buscarle un enchufe a un rapaz listo, a tantos chavales asustados camino del Seminario o algún internado, a tantas mozas en busca de casa en la que servir... a tantos enamoradizos que han quedado en el reloj.
Y un recuerdo para aquellos veteranos conductores que tenían que sortear nevadas, carreteras estrechas y embarradas, puentes de madera que rechinan, motores que se paraban...
Pero siempre había quien empujara.
http://www. la-cronica. net/2011/11/06/fotografia. html