Parecidos eran los ritos de comarcas como Omaña, en la que participaba una comitiva formada por “abanderado, toro, torero, ciego, lazarillo, gitanos y zafarrones (o guirrios en algunos pueblos)”. En estas localidades eran los toros los que arremetían contra el vecindario. “Delante de la iglesia, el torero hacía alarde de su arte en una corrida no exenta de atropellos y revolcones. El resto de la comitiva bailaba, saltaba y fustigaba al toro, completando un cuadro de algarabía general”, recuerda David Gustavo López
Te lo puse para documentarte.
Estoy aqui mirnando lo que escribes, y estaba esperando por si ponias mas
Anda y yo estaba esperando algún comentario tuyo.