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MEDIO AMBIENTE
Peligra la población del urogallo en los robledales cepedanos y de Omaña
La ULE urge la inclusión en la Red Natura 2000 ante el aumento de parques eólicos
En los robledales de La Cepeda se desenvuelven unos 40 urogallos.
M. A. Reinares / Astorga
El departamento de Biodiversidad y Gestión Ambiental de la Universidad de León sigue la pista en los bosques de robles melojares de La Cepeda y Omaña Baja, a una población de unos 40 urogallos. La tesis doctoral defendida el pasado 17 de febrero por Manuel Antonio González alerta sobre el peligro que corre esta especie protegida en esta zona sin protección.
“La consecuencia más grave de esta desprotección, es la construcción de grandes infraestructuras (parques eólicos), que fragmentan y destruyen los últimos bosques en los que vive el urogallo”, se señala en la investigación, por ello urge incluir a este área en la Red Natura 2000.
En estos bosques, que también se extienden por el Bierzo Alto, 14 machos adultos ocupan, al menos, nueve cantaderos donde todas las primaveras, año tras año, los machos cantan y bailan para atraer a las hembras. Las aves adultas fueron descubiertas en 1998. Para sorpresa de los investigadores las poblaciones encontradas en La Cepeda han puesto al descubierto una población que vive asociada a robles melojos, bosques en los que no se sospechaba que pudieran vivir estas aves. Por lo tanto, ha sido declarada “atípica porque a diferencia del resto de las poblaciones de urogallos conocidas, éstas viven en bosques con fuerte sequía estival y con prácticamente ausencia de arándano, un recurso clave para el resto de esta especie”, según se precisa en la tesis doctoral referida.
En la zona de La Cepeda, Omaña y Alto Boeza los urogallos se han adaptado a vivir todo el año en los bosques de melojar de mayor tamaño de más de 500 hectáreas y en menor medida utilizan también las plantaciones de pino evitando los hábitats sin árboles.
La supervivencia genética del urogallo cepedano se mantiene gracias a los bosques de abedules de Omaña Alta, que parecen actuar como puente de unión entre La Cepeda y Laciana, permitiendo el flujo génico necesario.
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Peligra la población del urogallo en los robledales cepedanos y de Omaña
La ULE urge la inclusión en la Red Natura 2000 ante el aumento de parques eólicos
En los robledales de La Cepeda se desenvuelven unos 40 urogallos.
M. A. Reinares / Astorga
El departamento de Biodiversidad y Gestión Ambiental de la Universidad de León sigue la pista en los bosques de robles melojares de La Cepeda y Omaña Baja, a una población de unos 40 urogallos. La tesis doctoral defendida el pasado 17 de febrero por Manuel Antonio González alerta sobre el peligro que corre esta especie protegida en esta zona sin protección.
“La consecuencia más grave de esta desprotección, es la construcción de grandes infraestructuras (parques eólicos), que fragmentan y destruyen los últimos bosques en los que vive el urogallo”, se señala en la investigación, por ello urge incluir a este área en la Red Natura 2000.
En estos bosques, que también se extienden por el Bierzo Alto, 14 machos adultos ocupan, al menos, nueve cantaderos donde todas las primaveras, año tras año, los machos cantan y bailan para atraer a las hembras. Las aves adultas fueron descubiertas en 1998. Para sorpresa de los investigadores las poblaciones encontradas en La Cepeda han puesto al descubierto una población que vive asociada a robles melojos, bosques en los que no se sospechaba que pudieran vivir estas aves. Por lo tanto, ha sido declarada “atípica porque a diferencia del resto de las poblaciones de urogallos conocidas, éstas viven en bosques con fuerte sequía estival y con prácticamente ausencia de arándano, un recurso clave para el resto de esta especie”, según se precisa en la tesis doctoral referida.
En la zona de La Cepeda, Omaña y Alto Boeza los urogallos se han adaptado a vivir todo el año en los bosques de melojar de mayor tamaño de más de 500 hectáreas y en menor medida utilizan también las plantaciones de pino evitando los hábitats sin árboles.
La supervivencia genética del urogallo cepedano se mantiene gracias a los bosques de abedules de Omaña Alta, que parecen actuar como puente de unión entre La Cepeda y Laciana, permitiendo el flujo génico necesario.