"En un simple paseo por la aldea, muchas veces surgen momentos para la añoranza. Un domingo cualquiera, de un mes cualquiera, en una casa del costero pueblo de Lluces, encontramos este cuadro. Así era como mis abuelos "aparcaban" las madreñas (calzado asturiano de madera) a la puerta de casa. A nosotros, niños entonces y "señoritos de ciudá" (aaaay, mi mujer como se ríe de mi), siempre nos llamaron la atención, y jugábamos a calzarnos y correr con los "zapatos de madera" que Isaura y Pepe tenían listos en aquel rincón para, al salir de la vivienda en zapatillas y sin quitárselas, calzarlos e ir a realizar la labor que tocara. Con la imaginación de aquellos años, les preguntábamos cómo era posible caminar de aquella manera y con "aquello", y ellos, con la paciencia y el saber que da la vida, decían que era lo más cómodo y calentito. También contaban, entre otras historias, que antes, lo más normal, era ir al mercado, a misa, al "chigre" (bar en Asturias)... y encontrar muchos pares esperando a sus dueños a la puerta. Hoy en día, ya casi nadie usa madreñas y nadie me cuenta estas historias, pero estoy seguro, que allí donde estén mis abuelos, llámese como se llame (Paraiso, Edén, Cielo...) y cuide quién cuide la entrada (¿San Pedro?), tendrán sus dos pares de madreñas a la puerta."
SACADO DE LA RED
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