La tarde caía.
La rueda giraba
y el viejo molino
andaba en el agua.
Con pasos cansados
cantaba canciones,
decía palabras,
buscaba ilusiones.
Saltaba la espuma
y el agua reía.
La rueda giraba.
¡Qué dulce armonía!
Y un pájaro verde
allí se posó
y el viejo molino
por señas le habló.
Le habló de las fuentes.
Le habló de la yedra.
Le habló de los ríos.
Le habló de las piedras.
El pájaro verde
callado escuchaba
y el viejo molino
por señas le hablaba.
Le hablaba y le hablaba
hasta que calló.
El pájaro, entonces,
de allí se marchó.
Antonio García Teijeiro
La rueda giraba
y el viejo molino
andaba en el agua.
Con pasos cansados
cantaba canciones,
decía palabras,
buscaba ilusiones.
Saltaba la espuma
y el agua reía.
La rueda giraba.
¡Qué dulce armonía!
Y un pájaro verde
allí se posó
y el viejo molino
por señas le habló.
Le habló de las fuentes.
Le habló de la yedra.
Le habló de los ríos.
Le habló de las piedras.
El pájaro verde
callado escuchaba
y el viejo molino
por señas le hablaba.
Le hablaba y le hablaba
hasta que calló.
El pájaro, entonces,
de allí se marchó.
Antonio García Teijeiro