Pues resulta que habia llegado a en ca la Tia Jesusa (que tenia por becera la taberna) un tal Garcilaso, a la sazon de profesion estañador, enterado estaba que vendian una vieja burra en la localidad.
Garcilaso tenía que alimentar muchos rapacines que iban con ellos pueblo por pueblo y gracias a sus manos de buen estañador no le faltaban cacharros para arreglar, poner asas a la lata de ordeñar...... Saludicosssss