Pues resulta que habia llegado a en ca la Tia Jesusa (que tenia por becera la taberna) un tal Garcilaso, a la sazon de profesion estañador, enterado estaba que vendian una vieja burra en la localidad.
Recuerdo la taberna de Jesusa, no me dejaban pasar delante de su casa.
Yo no la recuerdo, ya tenia Pilar la suya.