Economía
La economía de Omaña se basa en la actividad agropastoril. La proporción de tierras labradas en los años 50, época donde aún se daba la tradicional economía de autoabastecimiento, era alrededor del 14% de la superficie comarcal. Estos terrenos se concentran en los alrededores de los núcleos de población. Los productos de la huerta (legumbres, berzas y patatas) se dedican principalmente al autoconsumo.
Antiguamente el lino se cultivaba para la confección de tejidos. Las linares se situaban en las tierras de regadío más fértiles, situadas al fondo de los valles. Las tierras de secano en las laderas se dedicaban al cultivo de los cereales, principalmente el centeno. A diferencia de las lineares y las huertas, divididas en minifundios, las tierras centenales eran parcelas abiertas distribuidas en hojas para agrupar las tierras sembradas y poder dejar pastar al ganado en las de barbecho. De esta manera se obtenía el máximo rendimiento del terreno. 8
Fotografía de parcelas cultivadas
Las pequeñas parcelas acotadas constituyen el tipo de explotación agrícola más frecuente en Omaña.
Los terrenos no cultivados, situados en la zonas de montaña proporcionaban piedras y madera para la construcción de las viviendas y objetos de uso cotidiano y también pastos para la ganadería mayor y menor. Estas tierras solían ser comunales y su explotación estaba reguladada por las ordenanzas de los concejos. Los prados de regadío en cotas más bajas suministraban la hierba para alimentar al ganado durante el invierno.
La ganadería ha sido tradicionalmente la principal fuente de ingresos para los habitantes de la comarca, que vendían la mantequilla, lana y animales engordados para el mercado. A cambio, los habitantes adquirían azúcar. vino y otros artículos que no se producían en Omaña. Las actividades comerciales tenían lugar principalmente en los mercados de Riello y el Castillo y Murias de Paredes, aunque los habitantes también se desplazaban a San Emiliano y a Villablino, fuera de la comarca. En ocasiones se emprendían viajes más largos, a Astorga o Villamañán. Los intercambios comerciales han adquirido una mayor importancia a medida que se mejoraban las comunicaciones y los medios de transporte. En la segunda mitad del siglo XX, la explotación de las minas de carbón de Laciana, Luna y Valdesamario también se convirtió en una actividad importante, si no lo suficiente para frenar el proceso de emigración, al menos para mejorar la economía de los habitantes restantes. Desafortunadamente el sector minero también entró en crisis hacia el final del siglo XX.
En la actualidad la despoblación ha supuesto el abandono de muchas tierras cultivables, sobre todo en el caso de los cultivos destinados al autoconsumo. El cultivo del centeno ha desaparecido y el las tierras más fértiles se suelen dedicar a la producción de pasto para la cabaña ganadera, que aún mermada por la despoblación, sigue siendo una parte importante de la actividad económica en la zona. 8 En la primera década del siglo XXI ha empezando a despegar el sector del turismo rural, beneficiado por la designación de Omaña como Reserva de la Biosfera; otro factor positivo para el turismo fue el abandono de un plan para embalsar el río Omaña en 1993; esto ha despejado incertidumbres sobre el futuro de Riello y otras poblaciones de los alreadedores que hubieran resultado inundadas, y que habían supuesto hasta estonces un freno a las inversiones en esta área. 32 33 Los parques eólicos, aunque muy controvertidos por su posible impacto ecológico, también suponen una fuente de ingresos para los municipios donde se instalan.
La economía de Omaña se basa en la actividad agropastoril. La proporción de tierras labradas en los años 50, época donde aún se daba la tradicional economía de autoabastecimiento, era alrededor del 14% de la superficie comarcal. Estos terrenos se concentran en los alrededores de los núcleos de población. Los productos de la huerta (legumbres, berzas y patatas) se dedican principalmente al autoconsumo.
Antiguamente el lino se cultivaba para la confección de tejidos. Las linares se situaban en las tierras de regadío más fértiles, situadas al fondo de los valles. Las tierras de secano en las laderas se dedicaban al cultivo de los cereales, principalmente el centeno. A diferencia de las lineares y las huertas, divididas en minifundios, las tierras centenales eran parcelas abiertas distribuidas en hojas para agrupar las tierras sembradas y poder dejar pastar al ganado en las de barbecho. De esta manera se obtenía el máximo rendimiento del terreno. 8
Fotografía de parcelas cultivadas
Las pequeñas parcelas acotadas constituyen el tipo de explotación agrícola más frecuente en Omaña.
Los terrenos no cultivados, situados en la zonas de montaña proporcionaban piedras y madera para la construcción de las viviendas y objetos de uso cotidiano y también pastos para la ganadería mayor y menor. Estas tierras solían ser comunales y su explotación estaba reguladada por las ordenanzas de los concejos. Los prados de regadío en cotas más bajas suministraban la hierba para alimentar al ganado durante el invierno.
La ganadería ha sido tradicionalmente la principal fuente de ingresos para los habitantes de la comarca, que vendían la mantequilla, lana y animales engordados para el mercado. A cambio, los habitantes adquirían azúcar. vino y otros artículos que no se producían en Omaña. Las actividades comerciales tenían lugar principalmente en los mercados de Riello y el Castillo y Murias de Paredes, aunque los habitantes también se desplazaban a San Emiliano y a Villablino, fuera de la comarca. En ocasiones se emprendían viajes más largos, a Astorga o Villamañán. Los intercambios comerciales han adquirido una mayor importancia a medida que se mejoraban las comunicaciones y los medios de transporte. En la segunda mitad del siglo XX, la explotación de las minas de carbón de Laciana, Luna y Valdesamario también se convirtió en una actividad importante, si no lo suficiente para frenar el proceso de emigración, al menos para mejorar la economía de los habitantes restantes. Desafortunadamente el sector minero también entró en crisis hacia el final del siglo XX.
En la actualidad la despoblación ha supuesto el abandono de muchas tierras cultivables, sobre todo en el caso de los cultivos destinados al autoconsumo. El cultivo del centeno ha desaparecido y el las tierras más fértiles se suelen dedicar a la producción de pasto para la cabaña ganadera, que aún mermada por la despoblación, sigue siendo una parte importante de la actividad económica en la zona. 8 En la primera década del siglo XXI ha empezando a despegar el sector del turismo rural, beneficiado por la designación de Omaña como Reserva de la Biosfera; otro factor positivo para el turismo fue el abandono de un plan para embalsar el río Omaña en 1993; esto ha despejado incertidumbres sobre el futuro de Riello y otras poblaciones de los alreadedores que hubieran resultado inundadas, y que habían supuesto hasta estonces un freno a las inversiones en esta área. 32 33 Los parques eólicos, aunque muy controvertidos por su posible impacto ecológico, también suponen una fuente de ingresos para los municipios donde se instalan.